FIGURA 1: Sarcoptes scabiei. Ilustración: Servier Medical Art (licencia CC)
La sarna es una enfermedad de la piel altamente contagiosa causada por el ácaro Sarcoptes scabiei (FIGURA 1). Su transmisión se produce por contacto directo con una persona o animal infectado: Rara vez se transmite contacto con por fómites (células cutáneas descamadas, pelo, ropa, toallas, sábanas, mesas o sillas).
La fecundación ocurre en la superficie de la piel. Después de la cópula el macho muere y la hembra atraviesa el estrato córneo de la piel y va desarrollando túneles en los que deposita los huevos a medida que penetra en la piel (dos o tres por día hasta un total de entre 30-50 huevos). La hembra muere en el túnel a las 4-6 semanas. Los huevos eclosionan y las larvas emergen a la superficie de la piel, transformándose en ninfas en tres a ocho días, y en adultos a los doce o quince días. Las formas contagiosas son la ninfa y los adultos.
El principal síntoma de la sarna es el prurito intenso, que aumenta durante la noche y con el calor. El picor está causado por la reacción alérgica a las toxinas secretadas por el parásito que se manifiesta en forma de granos, ampollas y pequeñas úlceras con costras. No causa fiebre, a menos que exista infestación.
Las lesiones más frecuentes son las pápulas eritematosas con costra, producto del rascado (FIGURA 2). Los signos más característicos son los surcos, líneas grisáceas y sinuosas de 1 a 15 mm de largo, reflejo de las galerías excavadas en la epidermis por la hembra con el fin de desovar (FIGURAS 3 y 4), y las vesículas perladas, del grosor de una cabeza de alfiler, producidas por la secreción del parásito. Estas lesiones predominan en las muñecas, las caras laterales de los dedos y de las manos, los codos y las nalgas y se extienden a todo el cuerpo.
FIGURA 2. Lesiones por rascado. Foto: Dineshkumar Nallaveerappan (licencia CC)
FIGURA 3. Surcos producidos por la sarna. Foto: MichaelBeckHGW (licencia CC)
FIGURA 4. Surco hacia la parte superior derecha. La mancha escamosa de la izquierda se debe al rascado. Foto: M. Geary (licencia CC)
Según la OMS, la sarna infecta a entre 100 y 200 millones de personas. También afecta a más de 150 especies (en los animales se llama sarna sarcóptica), tanto silvestres como de granja.
La permetrina se considera el fármaco tópico más adecuado, aunque se ha descrito la aparición de resistencias. La ivermectina es eficaz por vía oral, pero no se recomienda durante el embarazo ni en pacientes menores de 6 años. Estas moléculas no tienen efecto ovicida por lo que se debe administrar más de una dosis. En animales están registrados para uso veterinario acaricidas químicos como los organofosforados, lactonas macrocíclicas, formamidinas, piretroides e isooxazolinas en diferentes especies animales, sin embargo, un uso extensivo de estos fármacos en el ganado puede suponer la presencia de residuos en la carne y otros productos animales, así ser causa de contaminación ambiental.
Con el objetivo de encontrar tratamientos eficaces, seguros y respetuosos con el medio ambiente, los investigadores están estudiando la potencial utilidad de preparados a base de plantas para el tratamiento de la sarna, tanto en humanos como en animales. En esta línea, se ha publicado un artículo de revisión en la revista Molecules sobre el tratamiento de la sarna y la sarna sarcóptica con aceites esenciales.
Los aceites esenciales con mayor potencial por su actividad escabicida son:
- Melaleuca alternifolia. Su aceite esencial, aplicado tópicamente al 5% ha mostrado ser efectivo en el tratamiento de la sarna, tanto en adultos como en niños. Su efecto se atribuye a la actividad anticolinesterasa del 1,8-cineol, alfa-terpineno, gamma-terpineno y p-cimeno, que inducen un efecto letal al provocar contracción muscular y parálisis espástica de los parásitos. Además, el 1,8 cineol ejerce un efecto repelente los ácaros.
- Azadirachta indica. La azadiractina, su constituyente principal, se considera responsable de la actividad insecticida. Muestra un efecto repelente y es capaz de inducir desregulación del crecimiento, alteraciones en el desarrollo y reproducción y daños en el proceso de muda de los ácaros. La microemulsión aceite esencial, en una dilución del 10% mostró efectividad in vitro sobre los estadios larvarios. Los extractos tanto acuosos como metanólicos de semilla (en dilución al 20-25%, aplicados tópicamente en forma de ungüento), han mostrado ser efectivos en cerdos y ovejas. El extracto acuoso de hoja, al 25%, fue muy eficaz en conejos, sin ningún efecto adverso y mostrando un aumento de peso corporal acumulado significativamente mayor con respecto al grupo control.
- Sygyzum aromaticum. El aceite esencial de clavo posee tiene actividades antibacteriana, antiparasitaria, antifúngica e inmunomoduladora, atribuidas a su principal componente, el eugenol. Se ha demostrado su efecto ovicida e inhibidor de la eclosión de huevos, en dilución al 1%.
- Cymbopogon sp.
El aceite esencial de palmarosa se extrae de Cymbopogon martini. El geraniol es su componente principal y tiene un potente efecto acaricida por contacto (al 1%, en 50 minutos). Este terpeno es activo tanto sobre ácaros como sobre sus huevos, con una CE50 del 2%.
El aceite esencial de limoncillo (Cymbopogon citratus) ha demostrado una actividad acaricida y ovicida. Este aceite esencial es rico en neral y contiene citral, del que se ha informado que ejerce una acción ovicida al 4,8%. Además, el limoncillo contiene geraniol. - Cinnamomum sp.
Se ha demostrado que el aceite esencial de canela (Cinnamomum zeylanicum), en dilución al 1%, es capaz de matar el 100% de los ácaros.
El aceite esencial de alcanfor (Cinnamomum camphora), con elevadas cantidades de 1,8 cineol y limoneno, presenta una actividad acaricida, en dilución al 5%. - Ocimum sanctum. El aceite esencial de albahaca morada o tulsi (Ocimum sanctum) demostró un potente efecto acaricida, en dilución al 0,25%.
- Lippia multiflora. Su aceite esencial demostró ser muy eficaz en pacientes afectados por sarna, cuando se administró al 20% durante cinco días, proporcionando una recuperación del 100%.
Los autores concluyen que los aceites esenciales pueden representar una herramienta útil, ya que son eficaces y seguros al tiempo que son biodegradables, con baja ecotoxicidad y mínima actividad residual ambiental debido a su alta volatilidad. Proponen el desarrollo de nuevas investigaciones sobre el uso acaricida de diferentes mezclas de aceites esenciales estandarizados y/o de sus componentes, ya que el efecto sinérgico podría permitir disminuir la dosis necesaria y aumentar su ámbito de acción, reduciendo la toxicidad de los tratamientos acaricidas, la aparición de resistencias a los medicamentos y, en los ganados, la presencia de residuos en los productos animales.
Referencia: Nadoni S, Mancianti F. Essential oils against Sarcoptes scabiei. Molecules 2022; 27: 9067. https://doi.org/10.3390/molecules27249067