La humanidad ha utilizado, desde tiempos remotos, los recursos vegetales
para el alivio de sus dolencias. En 1978 la Organización Mundial de la
Salud instó a los gobiernos a reconocer y validar las prácticas
tradicionales incluidas en el acerbo cultural de los diferentes países,
con la finalidad de que pudieran ser incluidas en la práctica clínica.
Este es el principal objetivo de este libro: actualizar los
conocimientos y mostrar las evidencias científicas de las drogas
vegetales, de forma que los profesionales de la salud puedan incluir la
Fitoterapia entre su arsenal terapéutico, con las debidas garantías de
seguridad, calidad y eficacia.
La Argentina, dada su variedad de zonas climáticas presenta una notable
riqueza florística y por tanto enorme riqueza en especies vegetales
medicinales. Existe una amplia tradición de uso de estas especies por
parte de la población. Su estudio puede representar un importante punto
de partida para el desarrollo de productos fitoterápicos, que pueden
resultar útiles para el tratamiento de diversas patologías. En el libro
se incluye una revisión exhaustiva de las investigaciones lllevadas a
cabo en diferentes universidades de la zona. El libro pretende dar
respuestas a todas aquellas dudas referidas al correcto uso de plantas
medicinales en el sístema público de salud.
Esta obra es de hecho la segunda edición de otro libro publicado hace diez años por los mismos autores (ver reseña). En ésta edición se han actualizado las monografías incluidas en el primero y se han incorporado otras nuevas.
Como podrá apreciar el lector, el libro cuenta con toda la información
científica actualizada de las principales especies autóctonas y también
algunas endémicas de la Argentina, con el objetivo de jerarquizar la
práctica fitoterápica, aunando la información etnomédica con su
correspondiente validación científica.
Incluye las siguientes monografías: abrojo grande, achiote, aguapey,
aguaribay, alfilerillo, algarrobo blanco, amaranto, ambay, amor seco,
anacahuita, atamisque, azota caballos, bailahuén, balda, bandera
española, burrito, cabo toril, cadillo, calafate, canchalagua, canelo,
capuchina, cardo amarillo, carqueja, cebil, cedro misionero, cedrón,
cedrón del monte, cepa caballo, cina cina, clavel del aire, cola de
caballo, cola de quirquincho, colquiyuyo, congorosa, contrayerba, copa
copa, chachacoma, chañar, charrúa, chilca, chinchilla, damiana, dondiego
de noche, duraznillo, escoba dura, espina colorada, espinillo, guaco,
guayaba, guaycurú, heliotropo, incayuyoi, jaboncillo, jacarandá,
jarilla, lantana, lapacho, lecherón, maitén, maqui, marcela, mastuerzo,
milhombres, mistol, molle, molle de beber, muérdago criollo, muña muña,
nencia, neneo, nim nim, ombú, paico, palán palán, palo amargo, palo
amarillo, palo azul, palo pichi, palo santo, pañil, papaya, pasionaria,
peperina, petiveria, pezuña de vaca, pingo pingo, piñon, pitanga, poleo,
poposa, pus pus, quiebra arado, quilembay, quinchamali, radal, rompe
piedra, salvia morada, sangre de drago, sarandí, seibo, sen de campo,
sombra de toro, tala, tapecué, tasi, topasaire, torito, tramontana,
tusca, uvilla, vara de oro, verbena, yacón, yerba carnicera, yerba de la
perdiz, yerba de la piedra, yerba de santa lucía, yerba del bicho,
yerba del lucero, yerba del pollo, yerba dulce, yerba larca, yerba
meona, yerba tostada, yuyo colorado y zarzaparrilla colorada.